
Sin duda, siempre es emocionante conocer a un chico o una chica nueva y más aún poder realizar las fantasías sexuales que él o ella despiertan en mi imaginación. Y si es virgen pues agarrenme que la imaginacion me vuelaaaa!!!. Para algunas personas basta con una noche, pero para otros puede tomar un poco de más tiempo llegar a ese momento en el que los cuerpo desnudos, por fin, se juntan. Pero cuando este encuentro se vuelve más trascendente o prolongado, cuando el chico al que conociste en el bar, en la universidad, en el gym, en el chat o en la calle, como fue mi caso, se vuelve una persona frecuente en tu vida, es decir, te la consigues en todos lados!!! las cosas toman un rumbo y dimensiones diferentes.
Comienza a cambiar todo, el lenguaje de las caricias, de los besos y el sexo, evoluciona por caminos inesperados y fascinantes; la atracción sexual se complementa con la emotividad, con la comunicación y el entendimiento recíproco, llevándonos a sentir cosas y placeres que antes ni nos imaginábamos. Desafortunadamente y no sé si por naturaleza de género o por factores culturales, la mayoría de las relaciones de pareja entre hombres homosexuales no se prolongan más allá de los dos, tres o siete años (cuando bien nos va); generalmente, uno de los dos amantes es el más enamorado y fiel, pero el otro busca nuevas emociones en otra piel, con un nuevo compañero. Y en nuestro descargo y en contra de quienes aseguran que los homosexuales somos intrínsecamente promiscuos, debo decir que este hecho no es privativo de las parejas gays, sino también sucede, tarde o temprano, en gran parte de las relaciones heterosexuales, con o sin hijos de por medio.
Recuerdo ahora esa vieja creencia (que incluso ha merecido películas y obras teatrales) de la "comezón del séptimo año", que asegura que cada siete años los seres humanos experimentamos cambios trascendentes en el plano sensorial y, consecuentemente, en la intensidad de nuestra atracción sexual hacia nuestra pareja. Muchas de las parejas heterosexuales a las que conozco, de hecho, al paso de cinco o siete años comienzan a tener aventurillas, amasiatos furtivos o -en los casos más honestos- separaciones temporales o divorcios. Y si es cierta la premisa de que los hombres, a diferencia de las mujeres, damos más peso a la sexualidad que a los vínculos afectivos, los pronósticos para las parejas formadas por dos hombres no son nada duraderas, convincentes, fieles ni ejemplares.
Me digo o les dijo esto por que quizás el, no yo! quiera experimentar una relación seria, pero al pasar del tiempo he aprendido muchas cosas, como "que nadie es imprescindible para nadie", y que la felicidad no depende de segundas personas, si tu lo eres el resto no importa. No es que quiera cerrarme ante una nueva relación, no es que le tenga miedo al amor, no es que sea cruel ante la vida y las personas que quieran estar en mi vida, pues si así lo quieren y por supuesto si yo también quiero; bienvenida sea; hombre o mujer pero lo que quiero dejarles claro es que aparte de mi bisexualidad bien definida, yo lo que soy es REALISTA.
En lo personal, pocas veces he sentido esa necesidad insalvable de contar con una pareja, de compartir todo lo que hay en mi vida con otra persona; pero afortunadamente, cuando así ha sido, he tenido la oportunidad de escribir las más hermosas historias de amor. Sin embargo, mis capacidades para solventar y construir mi propio proyecto de vida, no se han supeditado al hecho de tener o no una pareja, jamás ha estado en función de mi "realización" como la otra mitad de una abstracta naranja.
Continuará...
Un besazo con toda mi
Comienza a cambiar todo, el lenguaje de las caricias, de los besos y el sexo, evoluciona por caminos inesperados y fascinantes; la atracción sexual se complementa con la emotividad, con la comunicación y el entendimiento recíproco, llevándonos a sentir cosas y placeres que antes ni nos imaginábamos. Desafortunadamente y no sé si por naturaleza de género o por factores culturales, la mayoría de las relaciones de pareja entre hombres homosexuales no se prolongan más allá de los dos, tres o siete años (cuando bien nos va); generalmente, uno de los dos amantes es el más enamorado y fiel, pero el otro busca nuevas emociones en otra piel, con un nuevo compañero. Y en nuestro descargo y en contra de quienes aseguran que los homosexuales somos intrínsecamente promiscuos, debo decir que este hecho no es privativo de las parejas gays, sino también sucede, tarde o temprano, en gran parte de las relaciones heterosexuales, con o sin hijos de por medio.
Recuerdo ahora esa vieja creencia (que incluso ha merecido películas y obras teatrales) de la "comezón del séptimo año", que asegura que cada siete años los seres humanos experimentamos cambios trascendentes en el plano sensorial y, consecuentemente, en la intensidad de nuestra atracción sexual hacia nuestra pareja. Muchas de las parejas heterosexuales a las que conozco, de hecho, al paso de cinco o siete años comienzan a tener aventurillas, amasiatos furtivos o -en los casos más honestos- separaciones temporales o divorcios. Y si es cierta la premisa de que los hombres, a diferencia de las mujeres, damos más peso a la sexualidad que a los vínculos afectivos, los pronósticos para las parejas formadas por dos hombres no son nada duraderas, convincentes, fieles ni ejemplares.
Me digo o les dijo esto por que quizás el, no yo! quiera experimentar una relación seria, pero al pasar del tiempo he aprendido muchas cosas, como "que nadie es imprescindible para nadie", y que la felicidad no depende de segundas personas, si tu lo eres el resto no importa. No es que quiera cerrarme ante una nueva relación, no es que le tenga miedo al amor, no es que sea cruel ante la vida y las personas que quieran estar en mi vida, pues si así lo quieren y por supuesto si yo también quiero; bienvenida sea; hombre o mujer pero lo que quiero dejarles claro es que aparte de mi bisexualidad bien definida, yo lo que soy es REALISTA.
En lo personal, pocas veces he sentido esa necesidad insalvable de contar con una pareja, de compartir todo lo que hay en mi vida con otra persona; pero afortunadamente, cuando así ha sido, he tenido la oportunidad de escribir las más hermosas historias de amor. Sin embargo, mis capacidades para solventar y construir mi propio proyecto de vida, no se han supeditado al hecho de tener o no una pareja, jamás ha estado en función de mi "realización" como la otra mitad de una abstracta naranja.
Continuará...
Un besazo con toda mi
